miércoles, 6 de julio de 2016

Cerámica (procedente del griego antiguo κεραμική (keramiké), femenino de κεραμικός (keramikós, ‘hecho de arcilla’), "cerámico",1 que designaba al barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis), es el arte de fabricar vasijas 2 y otros objetos de arcilla u otro material cerámico por acción del calor, es decir cocida a una temperatura superior a los 400 o 500 grados.3 El resultado es una diversa variedad de piezas u objetos de terracota -o alfarería "de basto"-, de loza y del conjunto de porcelanas. Además de denominar la técnica y su actividad, también da nombre al conjunto de objetos y producción.2
Su uso inicial fue la elaboración de recipientes empleados para contener alimentos o bebidas. Más adelante se utilizó para modelar figurillas de posible carácter simbólico, mágico, religioso o funerario. También se empleó como material de construcción en forma de ladrillo, teja, baldosa o azulejo, conformando muros o revistiendo paramentos. La técnica del vidriado aumentó su atractivo suntuario y su uso arquitectónico. A partir del siglo XIX se aplicó a la industria como aislante eléctrico y térmico en hornos, en motores y en blindajes. La moderna cerámica se aplica a las industrias de silicatos (grupo de minerales de mayor abundancia, pues constituyen más del 95 % de la corteza terrestre) y como complemento en tecnologías de construcción asociada al cemento. También es la base de las técnicas de esmaltes sobre metal.4

Alfarería y cerámica

Existe cierta confusión, provocada desde el propio contexto de la investigación a partir del siglo XVIII, entre los conceptos alfarería y cerámica, llegando a generar un incómodo conflicto semántico (semántica lógica).5 Las dos palabras se usan indistintamente para nombrar las actividades artesanales, artísticas e industriales a partir del barro cocido, así como el producto o los productos de las mismas y su cultura.nota 1
La propuesta de los diccionarios (ideológicos y de sinónimos) y los manuales léxicos no ayuda a resolver la disyuntiva cuando "alfarería" aparece redirigida o referida a "cerámica", dándosele así a esta última mayor valor troncal.nota 2 En el capítulo de las etimologías se indica que Alfarería, como alfar, provienen del árabe hispánico alfah hár, y este del árabe clásico fah har ‘alfarería’, y a su vez del hebreo hhafar ‘tierra, barro’.6 7 Por su parte, Cerámica procede del griego antiguo κεραμική (keramiké), femenino de κεραμικός, keramikós ‘hecho de arcilla’; “cerámico”,8 que designaba originalmente al barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis.nota 3
Panorámica del sitio arqueológico del Cerámico desde el sureste.
A comienzos del siglo XVI, el humanista Antonio de Nebrija ya mencionaba el término griego ceramion en un contexto amplio. Pero se ha atribuido al arqueólogo Giovanni Battista Passeri la responsabilidad de incluir la voz "cerámica" en el contexto lingüístico moderno, al usarlo en una obra impresa en Venecia en 1768.9 Joan Corominas completa es seguimiento del término y su uso explicando que dicho vocablo llegó a España en 1869, justo un siglo después de la propuesta de Passeri.10
Las definiciones con más peso oficial, tras admitir que ambos términos designan el arte de elaborar objetos de barro, relacionan la alfarería con los espacios de fabricación y venta, y a la cerámica con el conjunto de objetos y sus vertientes científicas asociadas a la arqueología.nota 4
En un manual clásico de términos de arte,11 ambos términos se relacionan con el «arte y técnicas del barro y la arcilla»; dándole preferencia a la alfarería en esta acepción y reservando a cerámica la definición de los objetos fabricados con dichas características y haciéndolo extensivo a otros términos más concretos como: loza, porcelana, mayólica y terracota.nota 5 12

Algunas citas

  • «La alfarería es la cerámica popular, la más corriente, la que se hacía en los pueblos para uso popular. Después vino la cerámica, todo aquello que es decorado, con carácter suntuario, artístico». Emili Francés Sempere.13
  • «La cerámica ocupa un lugar importante en las artes decorativas, ya que participa a la vez de la arquitectura, la escultura y la pintura. Esta palabra se emplea también no sólo para designar lo que Bernard Palissy llamaba “el arte del barro”, sino sus mismos productos».14
Clasificaciones y estructuración de la cerámica en arqueología
Además de las diferenciaciones según aspectos geográficos, lingüísticos, sociológicos, económicos, se ha clasificado:
Por la fabricación: a mano, a torno (manual o de pie), con molde.
Por la cronología.
Por culturas.
Por reparto espacial.
Por análisis físico o/y químico.
Por técnicas decorativas y tratamiento de superficies.
Por tipología de cocción.
Por la morfología de las piezas.
Por otras clasificaciones sociales y etnográficas, según simbolismos y rituales.15
La base y los materiales arqueológicos para dichas clasificaciones y su investigación, por convención, son los diferentes productos del trabajo alfarero. Estructuralmente se han propuesto tres fases de investigación: la histórico-artística (del siglo XV a 1880) cuando se trata de vasos completos, la tipológica (de 1880 a 1956) en el caso de que sean fragmentos, y la fase contextual (de 1956-60 en adelante) cuando se parte de muestras microscópicas o se trabaja con conjuntos de muestras.

Historia

La historia de la cerámica va unida a la historia de casi todos los pueblos del mundo. Abarca sus mismas evoluciones y fechas y su estudio está unido a las relaciones de los seres humanos que han permitido el progreso de este arte.
La invención de la cerámica se produjo durante el neolítico, cuando se hicieron necesarios recipientes para almacenar el excedente de las cosechas producido por la práctica de la agricultura. En un principio esta cerámica se modelaba a mano, con técnicas como el pellizco, el colombín o la placa (de ahí las irregularidades de su superficie), y tan solo se dejaba secar al sol en los países cálidos y cerca de los fuegos tribales en los de zonas frías. Más adelante comenzó a decorarse con motivos geométricos mediante incisiones en la pasta seca, cada vez más compleja, perfecta y bella elaboración determinó, junto con la aplicación de cocción, la aparición de un nuevo oficio: el del alfarero.
Según las teorías difusionistas, los primeros pueblos que iniciaron la elaboración de utensilios de cerámica con técnicas más sofisticadas y cociendo las piezas en hornos fueron los chinos. Desde China pasó el conocimiento hacia Corea y Japón por el Oriente, y hacia el Occidente, a Persia y el norte de África hasta llegar a la Península Ibérica. En todo este recorrido, las técnicas fueron modificándose. Esto fue debido a ciertas variantes; una de ellas fue porque las arcillas eran diferentes. En China se utilizaba una arcilla blanca muy pura, el caolín, para elaborar porcelana, mientras que en Occidente estas arcillas eran difíciles de encontrar. Otras variantes fueron los motivos decorativos y los diferentes métodos utilizados para la cocción.
El invento del torno de alfarero, ya en la Edad de los Metales, vino a mejorar su elaboración y acabado, como también su cocción al horno que la hizo más resistente y amplió la gama de colores y texturas. En principio, el torno era solamente una rueda colocada en un eje vertical de madera introducido en el terreno, y se la hacía girar hasta alcanzar la velocidad necesaria para elaborar la pieza. Poco a poco fue evolucionando, se introdujo una segunda rueda superior y se hacía girar el torno mediante un movimiento del pie; posteriormente se añadió un motor, que daba a la rueda diferente velocidad según las necesidades.
A menudo la cerámica ha servido a los arqueólogos para datar los yacimientos e, incluso, algunos tipos de cerámica han dado nombre a culturas prehistóricas. Uno de los primeros ejemplos de cerámica prehistórica es la llamada cerámica cardial. Surgió en el Neolítico, debiendo su denominación a que estaba decorada con incisiones hechas con la concha del cardium edule, una especie de berberecho. La cerámica campaniforme, o de vaso campaniforme, es característica de la edad de los metales y, más concretamente, del calcolítico, al igual que la cerámica de El Argar (argárica) lo es de la Edad del Bronce.
Los ceramistas griegos trabajaron la cerámica influenciados por las civilizaciones del Antiguo Egipto, Canaán y Mesopotamia. Crearon recipientes con bellas formas que cubrieron de dibujos que narraban la vida y costumbres de su época. La estética griega fue heredada por la Antigua Roma y Bizancio, que la propagaron hasta el Extremo Oriente. Se unió después a las artes del mundo islámico, de las que aprendieron los ceramistas chinos el empleo del bello azul de cobalto.
Desde el norte de África penetró el arte de la cerámica en la Península Ibérica, dando pie a la creación de la loza hispano-morisca, precedente de la cerámica mayólica con esmaltes metálicos, de influencia persa, y elaborada por primera vez en Europa en Mallorca (España), introducida después con gran éxito en Sicilia y en toda Italia, donde perdió la influencia islámica y se europeizó.

Utensilios

Interruptor de luz antiguo, que se hacía de cerámica por ser un buen aislante eléctrico.
El torno y el horno son los elementos fundamentales e importantes para la fabricación de la cerámica. Se necesita además pinceles y varillas para la decoración. Las principales herramientas o utensilios son:
  • Palillos de madera para modelar
  • Vaciadores
  • Herramientas de metal para esculpir
  • Medias lunas de metal o cuchillas de metal
  • Cortador de barro
  • Tornetas
  • Tornos para ceramistas
  • Extrusoras
  • Buriles variados
  • Jeringa con varias puntas
  • Marcadores
  • Cortadores con formas
  • Pinceles punta de goma
  • Compás de escultor
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