La Cuaresma
Desarrollo histórico
Existen evidencias de la existencia de prácticas cuaresmales, en particular del ayuno como preparación de la Pascua, desde fines del siglo II y principios del siglo III. Desde el año 322 existen noticias de la cuaresma en Oriente, mientras que en Roma se celebró con seguridad al menos desde 385.5 En los primeros tiempos de la Iglesia, la duración de la cuaresma variaba. Finalmente en el siglo IV se fijó su duración en 40 días, con inicio seis semanas antes del domingo de Pascua.6 Por tanto, un domingo llamado precisamente «domingo de cuadragésima».En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. Para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la cuaresma, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Son exactamente cuarenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo, sin contar los domingos.
Calendario
La Pascua tiene mucha relación con el calendario agrícola y el tiempo de renovación de la tierra. Para calcular su celebración se toman en cuenta el sol y la luna (sol de primavera y luna llena). En ese sentido, se debe buscar el primer domingo posterior a la primera luna llena de primavera septentrional (Hemisferio Norte). Una vez encontrada la Pascua, se cuentan cuarenta días antes para fijar el primer día de la cuaresma, es decir, el correspondiente al llamado "miércoles de ceniza" (los domingos, según se explica arriba, no se tienen en cuenta para hacer este cálculo).Práctica
En el presente, más que el simple ayuno de comida, se incentivan prácticas que afectan áreas más personales de la vida: «se trata de ayunar de la comodidad, de una vida fácil, de la mínima resistencia, de la mentalidad gregaria, del placer por el placer. Y sobre todo, se trata de ayunar del poder, la autocomplacencia y la gloria [...] ayunar de egoismo, insensibilidad e inhumanidad. Es ayunar de competitividad y beneficios a costa de otros; de las formas de proceder del mundo y de los reinos construidos con la acumulación de bienes a costa de las enormes necesidades de todos los que habitan en la tierra»,7 como forma de interpretar un pasaje bíblico utilizado en la liturgia de Cuaresma:
Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y para dar de puñetazos a malvados. No ayunen como hoy para hacer oír en las alturas su voz. ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero? Desatar los lazos de maldad, deshacer las amarras del yugo, dar la libertad a los oprimidos, y romper toda clase de yugo. Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que veas desnudo y no apartarte de tu semejante. Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria del Señor te seguirá. Entonces clamarás, y el Señor te responderá. Pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy».
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Se trataba, por tanto, de un tiempo, introducido por la imitación de Cristo y de Moisés, en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. El Catecismo de la Iglesia Católica retoma esta idea y la expresa de la siguiente manera: “La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto”
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